18 de desembre, 2011
Article a El País (18 de Desembre del 2011)
Reprodueixo aquí l'article que publica avui El País, on valoro el gir dretà i antiecològic del primer pressupost de Trias. I on apunto les alternatives verdes i d'esquerres que ICV-EUiA estem construint.
Barcelona más injusta y más gris
El cambio en Barcelona, de gobiernos plurales de izquierdas a un gobierno de CiU dependiente del PP, se está trasladando al terreno de las políticas públicas, allá donde se configuran modelos de ciudad. En seis meses, el gobierno municipal ha expresado su voluntad de permitir nuevos hoteles de lujo en Ciutat Vella, paralizar el programa de escoles bressol públicas y abrir la puerta a su privatización, abandonar las políticas activas de empleo, renunciar al desarrollo de la Ley de Barrios, dar entrada al beneficio privado en la política de vivienda social, o profundizar en la demagogia punitiva como elemento central de la seguridad. Todo ello en un marco de falta de exigencia a la Generalitat, así como de complicidad con los recortes sociales de Artur Mas, que impactan directamente sobre los barrios populares y los colectivos más vulnerables de la ciudad (supresión del derecho a recibir la RMI, recortes en las becas comedor, cierre de servicios públicos de salud). En definitiva, giros hacia la derecha en múltiples aspectos del proyecto progresista de ciudad (cohesión territorial con mejoras urbanas en los barrios, lucha contra el paro y por el empleo de calidad, inclusión social, educación pública, movilidad sostenible).
Llegan ahora las ordenanzas fiscales y el primer presupuesto de CiU. La reorientación conservadora se expresa con nitidez. El modelo de fiscalidad y las políticas de gasto e inversión fijan, en términos tangibles, el proyecto de Xavier Trias. Y hallamos una fiscalidad resignada, injusta, de involución ecológica; y un presupuesto de regresión social y ambiental que certifica el abandono de la inversión pública como palanca de reactivación económica sobre bases renovadas. Algunos elementos clave. En plena crisis CiU renuncia a ingresar más de 15 millones, preparando el terreno para futuros recortes en los servicios públicos. Regalos fiscales, bajo presión del PP, que asestan un duro golpe a los criterios de la sostenibilidad. La reducción del impuesto sobre vehículos y la gratuidad del área verde reincentivan el uso del coche, debilitan la financiación del bicing y contrastan con el apoyo del alcalde al aumento de tarifas del transporte público, sin descartar que sean por encima del IPC. El presupuesto de CiU-PP supone una caida del 44% de la inversión en equipamientos sociales y educativos, la disminución de 1,5 millones en políticas de empleo –en un contexto de paro creciente- y el recorte de un 20% en el capítulo ambiental. El esquema deja poco margen de duda: sacrificios para la mayoría sin ninguna exigencia para los que más tienen. Recortes sociales sin redistribución fiscal. Un presupuesto que consolida el giro conservador en los contenidos y que lo traslada al terreno de las alianzas políticas: la coalición CiU-PP, el acuerdo entre las dos derechas de Barcelona.
Nuestro deber democrático es confrontar con el gobierno municipal, dar respuesta desde el debate de las ideas a la involución en el proyecto de ciudad. Nuestra voluntad pasa sobre todo por erigir a ICV-EUiA como referente de alternatividad política: generar relatos y propuestas para forzar nuevos avances urbanos, sociales y ecológicos; y para construir una democracia local más transparente y participativa, al lado de las luchas y las movilizaciones ciudadanas. Por citar algunos ejemplos: hemos conseguido aprobar proposiciones para impulsar una redistribución democrática y ecológica del espacio público y la movilidad (las supermanzanas); un plan de promoción del tejido empresarial vinculado a la economía verde y al comercio justo; el compromiso de instar a la devolución incondicional del Castillo de Montjuïc y del Cuartel del Bruc, poniendo fin a usos militares anacrónicos; la preservación de las garantías públicas en el acceso a la vivienda (registro único y sorteo); o la elaboración de un nuevo plan de lucha contra la exclusión, fortaleciendo el Acuerdo Ciudadano por una Barcelona Inclusiva.
Las ordenanzas fiscales y el presupuesto configuran ahora un nuevo escenario de construcción de alternativas. Apunto algunas propuestas de ICV-EUiA con fuerte carga de futuro: una nueva tasa bancaria sobre los cajeros automáticos; tasa turística para impulsar mejoras ambientales y laborales; progresividad en el IBI (a más patrimonio menos bonificación); tarifación social en el transporte y los servicios municipales; fiscalidad verde vinculada al uso de renovables; 33 millones adicionales en políticas sociales, ambientales y de empleo; 54 nuevos millones en inversión pública (equipamientos, suelo, vivienda y regeneración urbana). Sí, otra fiscalidad es posible: exigente con quien más tiene y de fuerte apuesta ecológica. Y otro presupuesto es necesario: al servicio de una ciudad más inclusiva y habitable, con ambición inversora para transformar los barrios e impulsar el empleo digno. La expresión, en definitiva, de una Barcelona luchadora y creativa, que planta cara a las injusticias; y que no renuncia a escribir el futuro desde valores de solidaridad, ecología y libertad.
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