"Incluso al otro lado existe el mar"... (Elvira S.)




Elvira Sastre, Lena Carrilero i Sara Búho (Sara Bueno Hormigo) són tres poetes joves; castellana Elvira, andaluses Lena i Sara. Tenen entre 20 i 25 anys. Elvira Sastre acaba de publicar el seu quart recull “La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida”; tant Lena Carrilero (“Amores cronofóbicos”) com Sara Búho (“La ataraxia del corazón”) han publicat el 2016 els seus primers poemaris. (Lena, a més, fa temps que escriu, canta i grava cançons). Són tres poetes extraordinàries. Cal celebrar-ho, i molt. 

Benjamín Prado diu de Sastre “es la poeta que desde hace mucho tiempo estaba pidiendo a gritos la literatura…”. En el pròleg al seu recent llibre, Joan Margarit escriu “el libro es un diálogo sentimental más duro que desgarrado, con la lucidez y el sentido común que protege la poesía de la retórica… surge verso a verso la belleza a la vez que lo implacable de la historia, que nunca deja, en el momento oportuno, de dar paso a la ternura”. En efecte, la poesia d’Elvira Sastre és d’alt voltatge metafòric però sense concessions, res no és accessori; és poesia que no defuig ni l’amor ni el dolor, i que els articula de forma honesta. Una lògica poètica i vital que travessa també els versos de Sara Búho. Sobre el seu primer poemari escriu Elvira Sastre, “Sara habla de la guerra enseñando sus heridas, que no son más que la cicatriz de la victoria. Y nosotros nos convertimos, así, en los testigos de su triunfo”. És una proposta on dialoguen preguntes obertes amb algunes respostes descarnades; horitzons de llibertat amb fragments de realisme que no deixen indiferent. Una poesia on la bellesa es va construint al llarg del trajecte. Lena Carrilero escriu amb una força desbordant “Amor, túmbate conmigo a recordarnos./ Aquellos días dorados/ en los que el reloj nos regalaba tiempo/ a cambio de querernos sin contrato./… Aquellos días grises/ en los que el reloj empezó a reclamar su tiempo/ y ya no nos quedaba amor para pagarle./… Amor, túmbate conmigo a recordarnos/ antes de querer olvidarnos para siempre”. Una energia poètica a ras de terra, on es despleguen veritats dubtoses i records que cremen; memòries a flor de pell i oblits conjugats en futur.

És fantàstic, en un any tan dur i carregat d’absències, poder compartir la poesia de Lena, Sara i Elvira. Els seus versos ens recorden que, malgrat tot, val la pena ser aquí: dempeus al llindar del 2017. Gràcies a les tres.        


Elvira Sastre

Lo imposible

De todas las formas de pedirte que te quedes,
a saber,
con los ojos abiertos, con un ramo
fresco en la mañana, con una frase a destiempo
que te convenza de que puedes sentarte al borde
de mis heridas sin miedo a hacerme daño,
es decir,
con la rodilla sobre el césped, la súplica en el dedo,
con la noche que se termina si no respondes a
mi urgencia, con esta valentía mía que promete
hacerte reina del castillo solo si te quedas,
solo si te pido que te quedes,
con esta soledad que se llena de tu nombre y me dibuja
cien pájaros en la espalda del color de tus ojos hierba,
de todas estas formas, amor mío,
de pedirte que te quedes conmigo
escojo el silencio
que es el único que sabe cómo pedirte
lo imposible.

Sara Búho

Pliegues

Quiero que tengas la luna un poco más cerca,
que dejes de notar la gravedad.

No es tan difícil si dejas de pensarlo un segundo.

Quiero darte un besito en cada herida,
marino, salado, que escueza,
y de ese modo
no puedas nunca olvidarte de mí.

Quiero curarte el insomnio,
acunarte en mis ojeras,
hacerte cosquillas con las pestañas
y que algún día te hagas hueco en mis pliegues.

Quiero que seas tú toda nuestra vida,
apartarme el cabello blanco de los ojos
y seguir viéndote bailar con la misma
sonrisa de octubre y no otra;

con la misma mirada de otoño y jamás otra.

Quiero encontrar al joven en el viejo
y que nunca nos distorsione el amor.
Quiero seguir enamorada de ti,
y nunca dejar de reconocerte.
 
Quiero ser pasado, presente y futuro
y navegar en tu percepción del tiempo;
quiero hacerme vieja anudada a tus entrañas,
y poco antes de morir,
tatuarme que eres el amor de mi vida.

Entrar a la ducha juntos con la piel ya arrugada
y sentir que hemos vivido,
que estamos vivos,
y que te quiero como te quería
cuando te empecé a querer.

Lena Carrilero

La penúltima

Estoy hecha de bares y de humo,
de la espuma de cerveza
que se te queda en los labios
al primer trago,
de fuego y de ceniza,
de huellas en la arena
que se ha llevado el mar
sin decir nada,
de resacas con nombre
y despertares con toda la cara de otra.

Estoy hecha de todas las ciudades
en las que no estuve,
de las que estuve y no me quedé,
de las personas donde quise quedarme
y decidieron irse,
de todo lo que nunca fue de mí
porque no hay quien me lo cuente,
del hoy por ti
y mañana por nosotros;
del viento que arrastra las hojas
hasta las ventanas
por las que se cuela el sol
una mañana de invierno
que invita a seguir en la cama
desnudando al tiempo.

Estoy hecha de las sobras
que alguien comió sin ganas
porque no quería tirar a la basura,
de canciones que no acabé
por miedo a que no dijeran nada
o a decir demasiadas cosas
que no quería escuchar.
Estoy deshecha como un puzzle
al que le falta la última pieza que casualmente
era la primera.

Estoy.
A veces entera, otras a medias,
hasta que me las rompen.

Pero siempre
estoy,
hecha de bares hasta que los cierran,
de humo hasta que se convierte en ceniza,
de la espuma de cerveza hasta que se acaba,

y pido otra.